viernes, 5 de noviembre de 2010

Crisis (consistorial) ¿qué crisis?

Carlos López (4Esquinas)

Si nos situamos mirando al edificio consistorial de Aranjuez, más o menos desde la estatua de Alfonso XII, y le echamos un poco de imaginación, podremos llegar a apreciar el vapor de agua que sale producto de la ebullición que vive el edificio desde el pasado mes de julio.
Ya por entonces el alcalde, Jesús Dionisio, le echó al guiso el primer ingrediente. Guiso caníbal donde los haya. Hizo unos filetes de portavoz, aderezados con un pacto frustrado con la oposición para acordar medidas de ahorro. Acto seguido, el grupo socialista en pleno le añadió un puñado de división a costa de las primarias, una pizca de apoyos a Tomás Gómez por un lado y unos trocitos de Plataforma de apoyo a Trinidad Jiménez por el otro. Se tapó el guiso y a fuego lento se fue deslizando la canícula por el tejado consistorial.
A primeros de octubre, se sazonó generosamente con 105 gramos de primarias de dulce derrota y 110 de reminiscencias amargas para los vencedores. Se removió y se volvió a tapar con el fuego bajo. La cocción avanzaba.
Esta semana el concejal de Hacienda, Eduardo B. Pérez, levantó la tapa y sin trocear ni preparar previamente echó un buen trozo de dimisión irrevocable. Al destapar la olla y quedar el guiso al aire, todos se dieron cuenta de que había un ingrediente imprevisto, el gesto simbólico del coordinador de presidencia en alcaldía, César Mercader, que devolvía parte de su sueldo. Lo hacía porque era partidario de que los cargos de confianza tuvieran una bajada de sueldos igual a la de los concejales, algo que había defendido Manuel Romero y uno de los motivos de su cese.
Han vuelto a ponerle la tapa al guiso sin que nadie tenga muy claro cómo acaba la receta. Es el gusto por la gastronomía de previsibles sorpresas. Ningún cocinero ha tenido a bien explicar cómo va el asunto, a qué se debe cada añadido de nuevas viandas.
La receta debiera llevar por nombre «Equipo de gobierno local deconstruído». Un nombre moderno y con empaque, acorde con las maniobras de la receta. Pero nadie dice esta boca es mía. Como si cesar a un portavoz que ha sido el ideólogo del gobierno local durante siete años sea algo lógico y normal, algo así como el cambio por lesión en un partido de fútbol. Como si la marcha repentina del concejal de Hacienda, a una semana de presentar las ordenanzas fiscales municipales y en plena elaboración de los presupuestos para 2011, formase parte de un guión lógico. Nadie explica nada a los vecinos, a los mismos a los que se les pidió el voto o ahora se les solicita con mucha prosopopeya que no ensucien las calles o se les casca un multón por olvidarse la caca del perro en el suelo.
Lejos de la seriedad que merece la situación, los periodistas hemos recibido un SMS desde la Oficina de Comunicación de alcaldía con el siguiente mensaje (al loro, que esto sí que es de oro): «Hola prensa, mañana es sábado, el alcalde y varios miembros de este distinguido Ayuntamiento estaremos en Casa Juli a las 13 horas ¿os hace una tapa juntos?». Vale, colegui.
Así pues, ya lo saben los cuatro vecinos que leen esto, mañana sábado, 6 de noviembre de 2010, se pueden tomar una cañita con el alcalde a ver si hay suerte y les da alguna explicación de lo que está pasando.
Uno prefiere lo de sábado, sabadete, camisa nueva y polvete. Y la semana que viene, por ejemplo, una rueda de prensa. Si no es molestia.