jueves, 14 de octubre de 2010

Los pitos y las flautas



Carlos López (4Esquinas)
Entre los pitos y las flautas, está claro que el presidente Zapatero prefiere las flautas. Sobre todo la que él mismo ha tocado un par de veces llevándose encandilados votantes a las urnas. Ahora que la celestial música de su flauta se ha transformado en el chirriante sonido de los pitos de los ciudadanos, el presidente y los suyos sienten sus oídos heridos y su alma dolorida. Y ahí llega la ocurrencia de la semana, ¿qué se puede hacer para evitar que se les abuchee en la calle?
Al presidente ZP le recomendaría que gastase cinco minutos en llamar por teléfono al alcalde de Aranjuez, Jesús Dionisio. Don Jesús le podría dar alguna pista. Y si no que se lo pregunten a los toreritos de la que fue Escuela Taurina de Aranjuez. Todavía recordamos aquella surrealista tarde-noche en la Plaza de la Constitución ribereña, cuando un par de policías locales les anunciaron que quedaba prohibido pitar... sobre todo, pitar al señor alcalde. Los toreritos protestaban aquellos días por la cacicada del gobierno municipal, que se cargó de un plumazo la Escuela Taurina de Aranjuez.
Las sonrisas y burlas gubernamentales en los primeros días de protesta, allá por octubre de 2006, se fueron transformando en angustia con el paso de las semanas y los meses. Los toreritos seguían cada tarde al pie del cañón. Simplemente, tras ser cerrada la escuela y expulsados de la plaza de toros, decidieron continuar con su actividad de aprendizaje en la plaza del pueblo, ante la vista del vecindario en general. Allá por febrero de 2007, a pocos meses de las elecciones municipales, la angustia se tornó en nervios fuertes. Entonces, a don Jesús no se le ocurrió mejor solución que enviar a la Policía Local. Como esos días los toreritos hacían ejercicio de pulmón con pitos en la boca, los agentes les conminaron a silenciar sus silbatos. Como no acataron la orden de la autoridad, llegó la multa. Increíble pero cierto. A los toreritos de Aranjuez les multaron por pitar con silbatos al alcalde en la calle. En las fotos que acompañan esta entrada se puede apreciar la multa.
Lo que era libertad de expresión cuando los socialistas ribereños estaban en la oposición se transformó en actividad casi delictiva cuando ellos gobernaban. O sea, lo del pasado martes. ¿Nadie recuerda el Prestige o la guerra de Irak?. Y en Aranjuez ¿tan frágil es la memoria que ya han olvidado aquellas largas tardes con los trabajadores de Agfa soplando el pito hasta que se hacía de noche delante del Ayuntamiento? ¿o a las señoras de las antenas de telefonía móvil?
Multa al canto y se acabó. Una simple llamada y ZP quedará informado de cómo evitar abucheos, pitidos, reproches y gritos exaltados. ¡Qué demócratas!